viernes, 12 de diciembre de 2014

Vuelve

Esta noche hace mucho calor... El bochorno que se siente en mi habitación humedece mis sentidos y los pone en alerta, tengo el presentimiento de que esta noche no será como las demás. Estoy tumbada en mi cama y tengo las manos entrelazadas debajo de mi cabeza, mis ojos ya se han adaptado a la oscuridad. Mi guía es la luna, una luna que hoy está especialmente brillante y que presiente que hoy puede cambiar mi destino, aunque su silencio penetra en mi mente como las olas del mar juegan con la arena…

Mi cuerpo emite la señal de que ha llegado el momento. Junto mis manos y las coloco descansando junto a mi pecho, cierro mis ojos lentamente y dejo que mi alma comience a aflorar por encima de mi cuerpo. Siento el espasmo inicial pero luego mi cuerpo se acostumbra. Cuando sé que estoy lista abro mis ojos y dirijo mi mirada hacia la puerta, aún no estoy preparada para girarme y verme tumbada durmiendo, supongo que con el tiempo me acostumbraré. Me dirijo a la puerta y ya sé que mis pies no tocan el suelo. Cuando llego al inicio de las escaleras diviso la parte de abajo de la casa y me deslizo suavemente, pasando mis manos por la barandilla de madera, esta noche llevo un camisón de color rojo de tirantes y de largo hasta los pies. Me siento diferente, segura de mí misma y porqué no decirlo… muy sexy.

Desciendo y mis pies tocan el suelo húmedo, avanzo y voy volando hasta mi lugar secreto, una especie de estanque cubierto por secuoyas gigantes, lo cual agradezco porque así tengo la privacidad que necesito. Deslizo suavemente los tirantes del camisón y éste cae al suelo, sin pensarlo voy corriendo hacia el agua y me sumerjo de lleno en su tibieza, el primer contacto con el agua es abrasador ya que la temperatura de mi cuerpo irradia calor. Me sumerjo, vuelvo a salir, nado de espaldas e incluso me doy el lujo de tirar agua a la nada, me río a carcajadas… es un ritual.

De pronto, mi cuerpo se tensa, nunca lo he sentido así por lo que me hundo más en el agua y miro en todas direcciones tratando de descubrir lo que me hace estar en alerta… me doy cuenta de que es una sombra que me observa en la oscuridad de la noche… es un hombre. Permanezco en silencio y muy quieta hasta saber si realmente me puede ver o no. Se acerca sigilosamente hasta la orilla y para mi mala suerte descubre mi camisón, lo levanta, lo observa detenidamente y entonces desvía su vista hacia el río….y me descubre allí. Puedo verlo perfectamente, sus ojos negros me buscan y se oscurecen en una mirada que no puedo descifrar, su boca sensual se contrae en una delgada línea, está molesto pero yo también lo estoy por haberme interrumpido.

- No debería estar aquí a estas horas y más aún cuando se aproxima una tormenta.
Está claro que puede verme, miro hacia arriba y demonios¡¡ no me había dado cuenta que en verdad se acerca una tormenta, que me aspen si tengo que reconocerlo delante de él¡.
+ Y usted no debería estar aquí, sobretodo porque nadie le creerá que habla con fantasmas…
- Usted no es un fantasma ni nada parecido, llevo observándola cada noche y es de carne y hueso…aunque claro viéndola así… no está aquí del todo.
+ Me lleva espiando todos los días? Y qué quiere decir con que “no estoy aquí del todo”. Oigo que su respiración se acelera y que masculla una frase ininteligible, se acerca más a la orilla para que le oiga perfectamente.
- Para su información, no la espío, llevo viniendo aquí cada noche y quiero decir que yo tampoco no estoy aquí del todo. Me entiende con “no del todo”?
Entiendo perfectamente, él es como… yo. Me pilla por sorpresa, pensaba que esto sólo me sucedía a mí. Me sorprende saber que hay otro como yo. De pronto, oigo los primeros truenos y me tenso.
- Va a quedarse allí toda la noche o podemos irnos ya?
+ Podría pero da la casualidad que usted tiene… MI ROPA.
Se gira para no verme y deja el camisón en el suelo. Es cuando aprovecho y salgo inmediatamente del agua, lo cojo rápidamente y me lo pongo sin darle oportunidad a que me vea, aunque eso es inútil porque lo siento detrás de mí y tiemblo por los escalofríos. Me susurra al oído:
- No olvide que al igual que usted puedo verlo TODO. Llevo cada noche observándola y usted no se ha dado cuenta de mi presencia. Puede girarse, la secaré.

Escuchar su voz cerca de mi oreja me excita, su voz aterciopelada despierta mis sentidos y quiero conocerle más, no sólo saber de él sino de lo que nos pasa. Podrá sentir mi excitación también? Me giro lentamente y quedamos cara a cara, no me había dado cuenta que está desnudo de cintura para arriba y lleva unos tejanos que se le ciñen a la piel. Se acerca a mí y con sus manos recorre mi cuerpo comenzando por mis caderas, cada caricia que me da hace que me seque, sus manos llevan calor que junto al frío de mi cuerpo hacen una condensación. No puedo evitar tener la duda de si me siente e instintivamente con mis dedos le toco sus cabellos. Siento que se tensa y poco a poco acerca su boca a la mía, no sin antes decirme con el pensamiento "Yo también siento, no creas que soy de piedra, la pregunta es... estás segura de querer saber más de mí... y de ti?. No puedo pensar, el saberme desnuda de mente y de alma puede conmigo y sólo atino a decir "Si". Y nos dejamos llevar...con su lengua recorre mis labios para luego introducirla en ellos, su sabor es tan dulce y embriagador que comenzamos a besamos sin parar, como dos locos, como si en ello se nos fuera la vida.

Nos interrumpen los truenos de la tormenta que se acercan más y más. Dejamos de besarnos y nos miramos. “Ven conmigo”. “A dónde?” “A mi casa”. Asiento en silencio y volamos hacia el otro lado del bosque hasta llegar al final del camino donde se divisa una casa similar a la mía. Una vez allí, nos besamos nuevamente, pero esta vez sin interrupciones, nuestras lenguas juegan entre sí y nos invadimos mutuamente. Con sus manos me va quitando el camisón hasta quedar completamente desnuda y expuesta ante él, me sienta al borde de la cama, se quita los tejanos y los boxers que lleva y puedo ver que lleva un tatuaje grabado en el brazo izquierdo pero no puedo identificar qué es. Admiro la belleza de su cuerpo y de su miembro duro y lo deseo muchísimo, se acerca a mi, me tumba en la cama mientras que con su boca recorre todo mi cuerpo, probándome sin parar hasta llegar a la entrada de mi sexo, con sus dedos separa mis labios y con su lengua me lame suavemente y luego con más intensidad, la hunde en mi clítoris y se da un festín con ella. Mis gemidos se incrementan, pero no para ni un segundo, me vuelve loca, siento que introduce dos dedos en mi abertura y yo no puedo más, siento que voy a tener un orgasmo en cualquier momento. Siente mi tensión, saca los dedos de mi vagina y se acerca hacia mí, me besa y me aprieta fuerte la boca para luego con sus manos coger mis piernas y elevarlas hacia su pecho, penetrándome como un animal salvaje, moviéndose sin parar mientras acaricia mis pechos los cuales se mueven volando con cada embestida. No aguantamos mucho más e inevitablemente llegamos hacia la erupción de fuego y pasión que nos sobrelleva y nos hace caer en picado, no sin antes mirarnos largamente, comunicándonos en silencio que esto es el principio no el final…de algo. Y así nos pegamos juntos, me abraza la espalda y con su mano atrae mi cabeza hacia su pecho, me protege, me besa la cabeza y no sabiendo aún mi respuesta pronuncia “Vuelve”. Nos quedamos dormidos profundamente… Juntos.

Hoy es Domingo y en vísperas de Navidad todo el mundo está nervioso y yo también, porque no sólo tengo que preparar los regalos de Navidad sino que tengo que hacer la maleta porque el Lunes tengo unas reuniones de trabajo y estaré fuera unos días, necesito estar despejada para poder coger el avión y no pensar en lo que sucedió anoche. No es el momento aún.

Estoy en el aeropuerto esperando que anuncien mi vuelo. Me pongo cómoda en el asiento, dejo el maletín de trabajo junto al equipaje de mano y no puedo evitar colocar un cojín para dormir en el brazo del asiento contiguo, ha sido la primera noche que “he estado en mi cuerpo del todo”. Siento que mis ojos se cierran poco a poco e intento concentrarme para no dormirme pero es inevitable caigo rendida en los sueños de… Morfeo?

No sé cuanto tiempo ha pasado, ni tampoco sé si el avión ha salido ya, sólo oigo un carraspeo a mi lado que no para de serme molesto. Abro un ojo y luego el otro y para mi sorpresa lo veo a él a mi lado mirándome curiosamente, hasta podría decirse que se está riendo por lo bajo. Que me trague la tierra si he roncado o si he abierto la boca¡

- Lamento interrumpir tu sueño, pero acaban de anunciar la salida de un vuelo a Texas y no sé si tú estás en él.
+ Si así es y no me digas que tú también vas en él.
- Pues da la casualidad de que sí, voy en él.
+ Y… cuántos días estarás allí?
- Unos cuantos días, tengo unas reuniones de trabajo allí.
+Ya y supongo que harás todo lo posible por sentarte a mi lado no?
- Hummm, sí supones bien, como la última noche que… nos vimos creo recordar que te dije VUELVE y dado que anoche no te SENTI, pues he pensado que podríamos comentar el tema VOLANDO juntos. No te parece?

Nos miramos largo rato, hasta que no podemos más y nos reímos tontamente de su comentario. Vuelven a anunciar la salida de nuestro vuelo, todos comienzan a levantarse de sus asientos y nosotros hacemos lo mismo, nos dirigimos hacia la puerta de embarque y una vez dentro del avión sentados uno junto al otro me dice:

- Si quieres dormir puedes hacerlo, sabes que yo velaré tu sueño.
+ Eso quiere decir que entrarás en él tanto si estoy dormida como despierta verdad?
- Sí, exactamente.
+ Me lo imaginaba, prefiero estar….DESPIERTA y “del todo” aquí.
- Esa es una sabia elección…

Volvemos a mirarnos largamente, evaluándonos, entrelaza su mano con la mía y me besa la oreja y en un susurro me dice: “Sino volvías iba a buscarte…como cada noche, como un regalo de Navidad”. Y yo sólo consigo asentir en silencio nuevamente. Había vuelto...

domingo, 2 de noviembre de 2014

Perdido por un poema

Os pido disculpas por no escribir nada desde hace algún tiempo, pero estoy enfrascada en acabar mi primer libro. Hoy, he hecho un alto para escribir esta historia que espero que os guste:

Desde mi habitación puedo escuchar el crepitar de las olas rompiendo la marea sin parar, puedo escuchar en la lejanía la sirena de un barco que reclama llegar al alta mar. Pero también puedo escuchar cada noche los latidos de su corazón cuando duerme sosegado en esta quietud.

Recuerdo el día en que le conocí, llevaba muchos libros para leer, todos ellos de filosofía, psicología y no sé qué, caminaba distraído por las calles inimaginables de la vida, pensando en su soledad, recordando su vida pasada, procurando ser feliz aunque no lo consiguiese, pero sobretodo buscándome a mi.

Al doblar la esquina chocamos sin querer, los apuntes que llevaba se esparcieron por el suelo y en un primer momento se enfadó por "mi descuido", sus ojos oscuros me observaban sin cesar y su boca se entreabría con lo que pude distinguir unos dientes en perfecta simetría capaces de devorarme con sólo un mordisco, noté que su respiración se agitaba conforme pasaban los segundos, hasta que por un chasquido de los dedos despertó de la observación en que me tenía.

- Deberías ir con cuidado, fijarte por dónde vas así no te meterás en problemas...

Le iba a responder con toda la altivez que la vida me ha dado, pero me detuve porque al ayudarme con mis manuscritos uno de ellos fue a parar entre sus manos e inevitablemente comenzó a leerlo. Conforme lo leía los ojos se le salían de las órbitas, sus fosas nasales subían y bajaban y sus labios emitían sonidos ininteligibles. Me recorrió nuevamente con la mirada, pero esta vez fue diferente, era una especie de súplica de saberse desprotegido, como si nunca le hubiera sucedido algo así. Pero después su mirada se convirtió en devoradora, como queriendo romperme en mil pedazos, como queriendo demostrarme su supremacía, como queriendo doblegarme.

- Esto... este escrito lo has hecho tú?
- Claro, de quién pensabas que era sino.
- Ya... Es magnífico.
- Gracias, pero una hace lo que puede.
- Entiendo... Me preguntaba si te apetecería tomar un café y así podríamos comentar tu poema.
- No tomo café.
- Té?
- English breakfast tea.
- Leche?
- Condensada.

Nos quedamos mirando largamente hasta que rompimos a reír, pude entonces fijarme por primera vez en su sonrisa y en la dulzura de su voz, en el brillo de sus ojos al mirarme y en su respiración entrecortada. Recogió mis papeles y yo le ayudé con sus libros y juntos nos dirigimos al café más cercano.

Al cabo de un tiempo, de risas y suspiros compartidos, de noches susurradas al oído, de pasiones no descritas y de abrazos, caricias y besos miles, me confesó su secreto:

- Que no se te olvide que te quiero con el alma y que tengo miedo a sufrir como yo de ti, que soy más duro que el cabezota más cabezota y que aunque no tuviese piel para volver a tocarte... te querría, porque aquella primera vez que te vi... ya estaba perdido por tu poema.

Entonces comprendí que aquella vez simplemente se perdió... en mi.

viernes, 15 de agosto de 2014

Purpurina

Sé que hace tiempo que no escribo y espero me podáis perdonar por eso, hoy vengo con un relato que espero que os guste.

Existió una vez una dama de alta alcurnia, muy famosa ella de entre las de su clase, la aristocracia corría por sus venas no en vano le decían que su sangre azul emanaba de sus venas... a duras penas.

Aquella dama iba y venía, hacía y deshacía a su antojo, los sirvientes del castillo murmuraban a su alrededor cuando la veían pasar, pobre de aquel que no cumpliese sus órdenes a rajatabla y sus padres... los pobres padres no sabían qué hacer con el carácter de la dama, porque unas veces era una especie de gata en celo, otras veces era una arpía consumada, y hay quienes decían que era una mentirosa compulsiva.

Las habladurías se fueron extendiendo por todos los confines del castillo y más allá de los alrededores cercanos.  Algunos murmuraban entre sí:  "Jamás conseguirá marido quien la aguante" y había otros que pensaban en alto:  "Dicen que sólo los utiliza para hacer lo que ellos quieren".

La dama en cuestión hacía caso omiso de todo lo que se fraguaba a su alrededor, siempre con la cabeza en alto, de mirada soslayada, de nariz respingada, desconfiada y... algo más que ocultaba, de qué se trataba? qué misterios la envolvían? quién era en realidad?

Un día en el que las temperaturas bordeaban su máximo esplendor, decidió escaparse a su lugar secreto, un riachuelo al final del bosque, era su lugar, allí podía ser ella, allí podía jugar con los animales, podía oler la naturaleza y admirar la simpleza de las cosas, podía imaginar que el mundo era diferente, soñar despierta y sobre todo podía imaginar que su corazón pudiese alcanzar lo que quisiera... cualquier cosa.

Se dio su baño habitual y mientras peinaba sus cabellos divisó cerca de allí un arbusto con una planta que no había visto antes, lo habría notado porque el color que desprendía aquella flor era como nunca había visto antes, un color entre púrpura y rosáceo, incandescente, era como si se difuminase entre sus manos, la tocó y pudo sentir su energía, no se sabía si el color la iluminaba o ella iluminaba a la planta.

Estaba absorta en sus pensamientos cuando no se dio cuenta que una sombra se cernía sobre ella, dejándola sin su purpurina, privándola de su conexión, de su aura escondida. Cuando levantó la vista y le vio sintió un escalofrío en su interior, un miedo rotundo a verse expuesta, un anhelo inacabado, un sentimiento inexplicable.

- Es una planta que le he llamado "purpurina", en honor al color y al brillo que emite cuando le da el sol, la claridad con que desprende, su fuerza y fiereza, su identidad... 
Le dijo el hombre observándola.

+ La ha creado usted? Le dijo la dama dudando.

- Si, tengo un invernadero en casa, cerca de aquí, me gusta la naturaleza, crear nuevas formas de vida, tengo mucho tiempo libre ahora.

El hombre no podía dejar de observarla, había algo en ella que no encontraba descifrar, sin embargo por fuera se le veía normal pero por dentro estaba llena de sombras.  Y le dijo:

- Si le gusta y le interesa la naturaleza como veo que es su caso, cuando quiera puede visitarme, vivo al final del bosque, si lo desea puedo enseñarle mi invernadero y mis creaciones.

+ Ehh... yo... gracias por la invitación, es verdad me gusta mucho la naturaleza y las plantas, algún día me pasaré por allí.

- Jajaja, ese "algún día" ha sonado a "nunca" me pasaré por allí... Si lo desea puede venir conmigo, ahora mismo iba para allí.

+ Cómo está tan seguro que quiero ir? Sólo porque me haya gustado purpurina no quiere decir que esté desesperada por ver más...

- De lo que estoy seguro es de que purpurina sólo es purpurina cuando recibe la luz del sol, la claridad espontánea y hoy no hay sol que digamos... eso quiere decir que ha sido usted con su claridad, con su espontaneidad que ha hecho que purpurina se vea como realmente es. Usted, por ser como es y lo que puede ofrecer ha hecho el trabajo para que purpurina se abra a usted.

Pasaron muchos sofocantes veranos, cortas primaveras, arduos inviernos pero no había nadie en el castillo que pudiera dar una información con total certeza de lo que había pasado con la dama, no había explicación que encontrar, ni había culpable o inocente que hallar, tan sólo notaron a ciencia cierta que la dama portaba en su muñeca una planta que cada vez que salía la luz del sol emitía claridad multicolor, no se sabía si era la dama o la planta, si era purpurina o el invernadero, o quizás el agricultor, tan sólo sabían que la dama había hallado una razón... como la purpurina halla su color...

martes, 24 de junio de 2014

El alma errante

Muchas veces creemos que lo sabemos todo, muchas veces nos imaginamos un mundo de color de rosa, para tarde o temprano caer en una triste realidad... que el rosa como tal no existe, pero pueden existir diferentes tonos de lila, rosa palo o rojo pasión inclusive; pero siempre será el mundo que queramos que sea...  Esta historia comienza así:

"Dicen los autores que una vez existió un hombre sin rostro, un hombre errante que para su época no era caballero ni mucho menos la copia del Cid Campeador, era sólo un hombre que ni siquiera sabía lo que buscaba.  Un hombre que durante toda su vida había creído que las cosas caían por su propio peso, que la gente giraba a su alrededor, que la soledad era su aliada, que las mentes brillantes sólo corresponden a los hombres de su época y que por lo tanto el sentimiento impronunciable sólo obedece a los hombres débiles...

Un día en el que el sol quemaba la piel, las gaviotas se daban un festín con la comida que la gente había arrojado, los peces deambulaban sin parar debajo del muelle, un día agotador para el hombre que trabajaba de sol a sol, desde el amanecer hasta el atardecer, siempre trabajando sin parar... siempre ocupando su mente para no pensar.

Acababa de limpiar el barco cuando divisó en el horizonte un bulto en el mar, en un primer momento pensó que era un trozo de ropa que alguien había tirado y luego pensó que era un animal marino... pero cuando sus ojos pudieron ver con claridad de qué se trataba se dio cuenta que no podía ser otra cosa que.... ella.

Se acercó vacilante hacia donde se encontraba y dudó si acercarse o no, no quería problemas, pero no pudo evitar pisar las ropas cuando estuvo al borde del muelle.  No pudo evitar pensar:  <Sea lo que sea que es, está como una cabra>.

Ella ya lo había divisado desde hacía rato, no pudo evitar admirarlo mientras limpiaba las paredes del barco, pero el baño que se estaba dando no se lo quitaría ni Dios.  Comenzó a acercarse a regañadientes a la escalinata del muelle mascullando para sí: <Para un día que hace calor tener que interrumpir mi baño por este....>

- Perdone, pero no sé si sabe que está prohibido bañarse en el muelle.  Podría ser detenida si alguien llamase a la guardia.

- Y quién lo va a hacer, usted?

El hombre puso los ojos como platos, nadie en su vida le había hablado con tanta altanería... <que me aspen si....> Pensó.

- Podría muy bien hacerlo... pero no lo voy a hacer, usted es lo suficientemente mayor como para hacerse responsable de sus actos.

La mujer lo miró con furia, sus ojos centelleaban y si éstos fulminaran el hombre ya estaría calcinado.

- Oh, es verdad podría salir sino fuera porque su pie está sobre mi ropa, se ha tomado la medicación hoy?

El hombre irrumpió en carcajadas sonoras, tanto que la mujer se asustó pero aún así pudo disimularlo muy bien y simplemente sonrió.

- Sí, es verdad estoy sobre sus... ropas.  Levantándolas y examinándolas detenidamente, se las ofreció.

Ella le hizo ademán de girarse y así pudo salir del agua, cogió la toalla cogió las ropas y comenzó a vestirse, sin saber que el hombre la miraba de reojo, sin saber que se deleitaba con su cuerpo, sin saber que admiraba desde la punta de su cabeza hasta la punta de sus pies, sin saber que no podía dejar de abrir la boca por lo que veía y sobretodo sin saber que ella ya tenía dueño.

Y sin saber que el mundo de él se estaba tornando de color de rosa...

viernes, 6 de junio de 2014

Carencia

Todo ser humano nace con una mitad que debe ser completada, una especie de carencia que a lo largo de su vida busca y busca hasta encontrar. Se siente realizado y exaltado. Se siente equilibrado y grato. Siente que su yo verdadero tiene otro yo. Siente que su carencia ya no es más su carencia.  Se siente vivo...

Siempre he creído que el amor no es un sentimiento... sino una esencia que perdura, que no se evapora, que se siente, que te hace feliz.  El amor es como el azúcar que se derrite en tus labios y su sabor se alarga, que te hace agua a la boca cuando devoras un dulce, como un suspiro por la mañana, como una brisa que te acompaña...

Cuando caminaba por la playa y te vi por primera vez lo supe... eras tu.  Llamadme tonta o soñadora, pero estoy segura que tengo razón, porque la razón deja de ser razón para convertirse en sinrazón, donde no manda tu cabeza sino manda el corazón....

Y lo confirmé cuando al cabo de días de hablar sin parar, de reírnos por todo, se ser uno, de desfallecer uno junto al otro, me susurraste al oído:  "Me encantas porque eres tal como eres y porque me haces estar bien conmigo mismo".

Y a continuación me demostraste que el paraíso existe, que las pasiones se funden en uno sólo, que las caricias se conjugan en mi piel, que tus manos albergan mi ser, que tu cuerpo da su todo y disfruta con mi disfrute, que tu boca respira de la mía, que tu temblor es mi gemido. Cuando te demoras en contar mis piernas para ver si tengo dos, cuando tus manos realizan un trazado sobre mis pechos.  Pero por sobre todo me demostraste que nuestro mundo es de los dos.

Y tiempo después cuando dormíamos abrazados después de hablar largo y tendido sobre nuestros secretos, comenzaste a acariciar mi piel, dejando huellas indelebles en mi cuello, llenando de besos mi alma dijiste:  "Hay una cosa que quiero decirte", te miré y me perdí en tu mirada, esa mirada que penetra mi alma y la haces tuya, esa mirada que me conoce, que me hace sentir eterna, esa mirada que no descansa ni se sacia de mi.  Te dije "Dime", sabiendo que todo cambiaría entre nosotros, sabiendo que nuestro universo se exaltaría, sabiendo que lo dabas todo de ti.  Tu dijiste:  "Sé que muy pocas veces te digo que me gustas, pero es porque soy muy hombre y no te las digo como debería, pero ahora quiero decirte que he encontrado lo que me faltaba, mi carencia olvidada y esa persona eres tu... Te amo tanto que moriría por ti".

Y finalmente no soy tonta como creía y tampoco perdemos nada por soñar, despiertas pero soñar al fin y al cabo porque lo dicho "donde no manda la cabeza manda el corazón".

Cada uno debería buscar llenar su carencia.... O al menos intentarlo...

lunes, 2 de junio de 2014

Latente...

Si he de morir quiero que sea en tus brazos
No quiero otro lugar porque
He de confesarte que
No existe otro lugar donde
Me halle en tu existir
Latente...

Si la vida he de vivir quiero que sea a tu lado
Porque es con ella con quiere estar
Mi alma sosegada y tranquila
Es con ella con quien quiere yacer
Es con ella con quien quiere anidar
Latente...

Y si he de elegir quiero que seas tú
El que me de la felicidad
El que me acune en brazos
Y que no me suelte jamás
Y si he de agarrarme que sea a ti
Latente...

Sólo te pido una oportunidad
En la que me dejes quererte
En la que me dejes amarte
Sólo existe una vez
En la que pueda vivir
De tu plenitud
Latente...

Y si el destino te quiere llevar
Que sea a mi primero
Porque quiero que vivas
Pensando que algún día
Nos volveremos a encontrar
Tu cerca de mí
Tan latente...




martes, 27 de mayo de 2014

Volverse loco...

Hubo una vez un hombre que buscaba un tesoro, esperaba una señal del destino, viajaba a lugares distintos buscando abrir puertas... pero nunca encontraba lo que buscaba.

Decía que cuando llegara ese momento su mente y su corazón pelearían por él y que el que ganase se quedaría con el dueño de su todo, un todo que estaba anhelando encontrar un amor, un corazón que deseaba descansar, un alma que necesitaba encontrar su verdadero yo... era un errante y como tal necesitaba firmemente echar ancla y hacerse estancar.

Fue un día en el que el hombre había vuelto de uno de sus viajes alrededor del Viejo Continente, mientras descargaba su equipaje sentía que estaba siendo observado, sentía un suspiro que le zumbaba la oreja, sentía que una voz chillona le decía:

- Perdone usted señor, sería tan amable de indicarme cómo llegar al mercado?

Cuando levantó la vista para saber qué era lo que le había importunado... simplemente la vio. Era una mujer pequeña, pero atractiva y sensual, sus ojos eran negros como la noche y su piel morena como el alabastro.  "Parece una tostada lista para untar con mantequilla" -Pensó él.  "Tiene unos labios bonitos, mi boca podría hundirse en ellos". "Y sus pechos... válgame Dios..."

Mientras, la dama exasperada por tal escrutinio comenzó a repiquetear el suelo con los pies en busca de una respuesta que no llegaba.

- Si ya ha terminado su evaluación señor, ahora bien podría indicarme dónde está el mercado?

"Vaya carácter que tiene, será bruja?"
- Umm, si... le acompañaré yo vivo en esa dirección.

Y sin más, la tomó del brazo y la condujo hacia el camino del mercado, obviamente demorándose en cada callejuela con la intención de tenerla más tiempo para sí.

Hablaban de mil temas, reían sin parar de cualquier tontería, se miraban de reojo pensando el uno en el otro, sin darse cuenta que ya habían atravesado el mercado y que estaban en la puerta de la casa donde vivía el hombre errante.

- Esta es mi casa. Me preguntaba si le apetecería tomar el té conmigo.  Luego puedo ayudarle con lo del mercado.

- No sé si estaría bien visto... quiero decir yo sola... en su casa... con usted.

- No creo que al pueblo le interese, ya nos han visto juntos y ya me conocen... no suelo morder.

- Bueno, eh... no lo sé... debo volver.

- Sólo será un momento, luego la acompañaré, regresará sana y salva.

- Oh, de acuerdo... pero sólo un momento.

Cuentan en el pueblo que la mujer nunca regresó, o que luego vivió con el hombre... no se sabe a ciencia cierta, lo que sí se sabe es que el hombre se volvió loco por ella, dicen que ella le curaba con besos apasionados cada ocho horas, con suspiros encandilados entre horas y con gemidos explosivos cada doce horas.  Cuentan en el pueblo que el hombre nunca volvió a ser el mismo, cuentan que le decía a su mujer "Me tienes loco... en todos los sentidos".

El hombre encontró lo que tanto anhelaba tener.... un amor.

sábado, 24 de mayo de 2014

Un respiro de tu boca

Cuando las palabras sobresalen sentimientos, cuando los sonidos se silencian con olvidos, cuando los susurros se condensan en el aire, cuando la boca encuentra su otra mitad, sucede lo que yo llamo... un respiro de tu boca...

"- Sólo serán unos días... espero volver pronto.  Mientras tanto te escribiré cada día.
Me dijo, pero notaba como sus ojos me suplicaban que no lo olvidase.

- Volverás a mi?
Me salió como un susurro, como si temiese no volver a verlo más, casi como suplicando que se quedara a mi lado.

- Claro que sí, sabes que necesito encontrar lo que busco, aunque cada vez pienso que todo lo que hay aquí me arrastra a quedarme, sobre todo tu.

Inspiré casi por necesidad, porque el tiempo se había detenido y no me había dado cuenta, sin querer entreabrí mis labios al ver los suyos, esperando una señal del destino que me dijera que era él mi elegido, esperando que sólo un momento se abalanzara sobre mi.

- Tienes una boca preciosa y unos labios muy bonitos...
Cuando lo decía se acercaba lentamente hacia mí, mirando mi boca, comiéndome con una mirada felina, sus ojos negros oscuros como la noche, emitiendo un brillo depredador, me sentía su presa y sentía que él era mi dueño.

- Tienes una boca que podría respirar en ella, voy a unir mi boca a la tuya y perderme en ella, para no salir jamás, para siempre estar, para probar tu sabor, abrirla y cerrarla como si fuera el ala de una paloma...

Cuando dijo eso se abalanzó sobre mí -literalmente- me abrazó fuerte, como si no quisiera que salga volando, pegándome a su cuerpo, podía sentir su intensidad, su fuerza, su idoneidad.  Y cuando asaltó mi boca, dejé de pensar, dejé de respirar, sentía su boca arrasando la mía, con besos suaves, lentos, probándome, sintiéndome para luego continuar voraces, nuestros labios fundiéndose, nuestras lenguas siendo una, nuestras respiraciones acompasadas a punto de alcanzar la volatidad.

E hizo lo que dijo que iba a hacer, cuando me besaba sentía que respiraba de mi boca, que mi boca le llenaba de vida, sentía que no quería irse, me saboreaba, se deleitaba conmigo, tocándome, sucumbiendo al placer que le daba mis besos, rindiéndome pleitesía por fundirse conmigo y no separarse jamás.

Pero tenía que marchar y me dolió en el alma, porque me había dejado su marca, aún tenía las huellas de sus labios sabrosos y tiernos, no sabía si algún día volvería a probarlos, cuando dejó de besarme dejé de respirar de él y me sentí vacía...

Al cabo del tiempo, dormía en mi habitación y estaba soñando con él, con sus besos, con sus caricias en mi pelo, con sus abrazos dominantes, cuando me di cuenta que cuando me besaba estaba respirando de mí, nuestras bocas se unían y se abrían como cuando se cierra y abre el ala de una paloma... en ese momento descubrí que me estaba besando de verdad.. había vuelto a mí... 

Con un respiro de mi boca..."

miércoles, 21 de mayo de 2014

Te olvidé con un beso...

Es en junio... cuando sube la temperatura y los calores encienden, cuando la tarde sofoca y no sabes qué hacer, cuando los suspiros se entrecortan y tu respiración desciende.  Pues he aquí una historia que empieza así...

"Si yo fuese etérea y tú efímero nuestros mundos se conjugarían en perfecta armonía, nuestras almas se encandilarían en perfecta sintonía, nuestros cuerpos se unirían y no se separarían jamás... 

Es lo que me repetía una y otra vez cada vez que le veía, cada vez que hablaba con él, con cada roce, con cada caricia iba siendo suya cada vez más, entre suspiros y susurros íbamos directo a desfallecer.  Nuestros diálogos iban en aumento, nuestras risas se irían desbordando hasta acabar en una ola cuando acaricia el mar y acaba en la arena... plácida.

Pero tú eres tú y yo soy yo y tus sueños debías alcanzar y en una tarde de junio me dijiste que te ibas para encontrar el tesoro que tanto ansiabas buscar.  Fue un beso que me quitó el aliento, fue un susurro que derrumbó mis cimientos, fueron unas caricias que convirtieron mi triste corazón en una llama ardiendo.

<Ahora podría haber sexo desenfrenado... pero yo soy hombre de hacer el amor, de sentir cada parte de sí, de estar en perfecta calma en cuerpo y alma... Espérame> Me dijiste.  

Yo sólo pude asentir, mi habla había quedado reducida a cenizas.  Entonces me diste el beso y con él me quitaste el alma, pero me guardé mi corazón para tenerlo por si hubiera que salir corriendo y no volver jamás.

Las horas corren lentas, los días se hacen eternos, no he podido olvidar aquel beso, ni siquiera he conseguido difuminar tus palabras... clavadas en el tiempo, pegadas a mi piel... esperando el momento... de verte.

Falta poco para adorarte, siento una ansiedad descontrolada, una melancolía estancada que está por estallar para convertirse en deseo carnal. Ha valido la pena cambiarlo por amor? Sí, claro que ha valido la pena, ha valido la pena no olvidarte con aquel beso y tener preparado mi corazón para dártelo cuando estés aquí, porque se que tú querrías hacer lo mismo.  

Te espero... ya estás aquí.

lunes, 19 de mayo de 2014

Sentimientos

Sucedió en abril... lo recuerdo como si fuera ayer.  Lo recuerdo como si aún quemara la piel, como si las brasas no se hubieran extinguido, lo recuerdo como un no volver....

Siempre he pensado que los amores lejanos no cuajan con el tiempo, que son amores prohibidos que sopesan el tiempo, que aúnan sentimientos, como el vaivén de las olas, como el acariciar de una hoja...

Si hubiera sabido en lo que se convertiría lo hubiera retenido... entre mis piernas, para que no escapase jamás, para que contemple la posesión como poesía, dulce poesía que despierta el alma y no la deja marchar... poesía encandilada que coge su corazón como guarida y lo hace su vivir, esa dulce poesía...

Siempre recordaré en mi memoria la última vez que estuvimos juntos:

- No lo hagas...

Siento que mi respiración entrecortada se acelera más y más.

El se aparta y me mira con sus ojos negros, unos ojos que se vuelven oscuros, como si quisiera comerme, así tal cual cruda y entera.

- Quieres que me detenga?

- No... es que no quiero que me rompas en mil pedazos el corazón.

Él inspira profundamente, le falta el aire en los pulmones, siento su respiración acompasada y latente a la vez, como un tumulto de sentimientos indescriptibles.

- Antes de romperte el tuyo, me arrancaría el mío... Ahora, voy a entrar en ti.

Después de eso se marchó y cuando creía que efectivamente me había roto el corazón, volvió a mi y me susurró al oído:  "He vuelto porque me he arrancado el corazón y te lo dejo para que hagas con él lo que quieras.  No voy a marcharme jamás porque mis sentimientos por ti no me los quita nadie".

sábado, 17 de mayo de 2014

El Pirata...

Cuenta la leyenda que una vez existió un Pirata que sí tenía dos patas, era apuesto y bastante tiarrón, como la brisa del mar cuando te refresca el cuerpo... imponente y varonil. Pero dentro de su alma ocurría algo especial:  no podía mostrarse como tal, no podía expresar sus sentimientos porque sino sería derrotado antes de luchar.

El tiempo pasaba y él no era el mismo, se fraguaba en su frente las huellas de la edad, sentía su alma que le faltaba su otra mitad. Siempre se preguntaba cada día si la encontraría, se estaba haciendo viejo y el tiempo sentía sobre sí, sentía sobre su espalda los surcos de los años, sentía soledad... la tan evitada soledad.

Su carácter era sin igual, unas veces gruñón y otras veces bonachón, era el alma de la fiesta, siempre buscaba aflorar su bravura convirtiéndola en su gran estatura. 

Pero un día ocurrió algo que nunca esperó...


Cuenta la leyenda que una dama apareció, puso su mundo al revés, porque su timón comandó y a todos sus tripulantes encandiló.  Dicen que en cuanto la vio su alma floreció, porque sabía que en el fondo de su corazón ella era su otra mitad.

De pronto su carácter cambió, cuenta su tripulación que su cuerpo adquiría un matiz especial en cuanto ella pasaba alrededor, que su voz modulaba cuando ella le hablaba, que su boca frotaba cuando ella le miraba, que sus manos temblaban cuando ella se le acercaba, que sus ojos volaban en cuanto ella se sentaba.

Todos comenzaron a temerle, porque sabían que la dama lo hechizaría, que con su voz modulada, su pequeña estatura y su cara de ángel se llevaría al famoso Pirata a las sendas del amor.  Sentían pena por él porque creían que estaba derrotado, que ya no quedaría nada del Pirata que sí tenía dos patas.

Cuenta la leyenda que cuando el Pirata desesperado la acorraló en la cocina, su tripulación corrió embravecida a estribor y a babor, izaron las velas, tiraron anclas porque sabían que todo estaba perdido, sabían que había llegado la hora del Pirata que sí tenía dos patas.

Silencio en la cocina... suaves murmullos escapados, suspiros entrecortados escapándose en el aire, ruido de ollas aquí y allá, vapor enmoheciéndose en la ventana.... Qué ocurría? Qué se oía?

Nada más y nada menos que su alma sabía que por fin había encontrado su otra mitad... el Pirata que sí tenía dos patas estaba cocinando con la dama...

Esperanza

Si me preguntaran qué sería hoy
Diría que sería tan brava como el mar
Diría que sería tan rugosa como una hoja
Tan fogosa como una ola
Pero no diría que sería como tu

Si me preguntaran que siento por ti
Diría que eres un comienzo
Diría que eres un suceso
Que eres un eterno
Más no un firmamento

Si me dijeras que te gusta hablar
Si dijeras que te gustan mis palabras
Yo te diría que deseo que me des
La esperanza de verte hablar
La esperanza de desearte
La esperanza de conocerte
Más y más

Porque sólo pido una oportunidad
Pido la esperanza de tenerla
Porque sólo deseo una rotundidad
Pido la esperanza de probarte
Y si no te dejo marchar
Tu estarías libre de esperanza
La esperanza
De ser
Uno
Solo
Esperanza...





domingo, 11 de mayo de 2014

Susurros

Si me acercas tu oído
Y me complaces un segundo
Podré dejarte un susurro
Que perdure en tu alma
Que penetre en tu cuerpo
Como río en la vida

Si te acerco mi oído
Podrás conseguir un suspiro
Que te calme las ganas
De perdurar el momento
De iniciar un suceso
Como el ruido del mar

Pero si nos acercamos los dos
El tiempo discurre
Como pasatiempo incompleto
Como agua que no calma
Como las olas que quiebran
El silencio del mar

Y si seguimos cerca
Tu y yo seremos
Como almas que pelean
Por llegar a la calma
Que no llega
Que se dispara
Como cohetes dispares
Multicolores
Como pasiones potentes
Inverosímiles
Como suspiros incandescentes
Que explotan
Que gimen
Susurros
Miles...






viernes, 9 de mayo de 2014

El Baile

Cada día era una ilusión
Desde lo más profundo
De su corazón
Cada día ella esperaba
Que el reloj sonara
Para sí
Cada día anhelaba
Que su ilusión
Fuera sí

Con una faldilla azul
Y zapatos de tacón
Se pintaba los labios
Color terracota
Más para sí
Sin saber que él
La querría
Siempre así

Aguardaba cada día
Que el tiempo no
Acabase jamás
Siempre pensando
Que él la recordaría
Para sí
Sin saber que él
La veneraría
Siempre así

Y cuando se encontraron
Frente a frente
El reloj se paró
Su corazón latió
Pero la música
Siempre sonó
Para él
Para ella
Danzaron al compás
Para sí mismos
Siempre así
Bailando...